
Deambulando... cual flaneur... sin darme cuenta que de hecho, el viaje habia partido antes de lo que yo mismo habia previsto, y... mierda... como pude ser tan idiota y no darme cuenta antes!!!

Le corps plus attrayant est généralement le corps du Péché
Finalmente de esa gente esta lleno el mundo, la única diferencia de aquellos otros, masa indiferenciada y genérica, en relación a este, personaje abstracto pero particular y específico, es que este es un Viajero, que podría también ser cualquiera.
Y para ser tal no es necesario tanto, apenas viajar. Luego de aquel momento previo al inicio del viaje, digamos, ese primer chispazo de idea que no es ni siquiera tal, aparece la idea que viene seguida de una desición.
La desición del Viajero apareció dos días después de aquel primer Momento. En general no se dice que una desición se aparece, las personas son tan celosas de su identidad, por vaga que sea, y de su autoridad, por poca que tengan, que prefieren dar a entender que reflexionaron antes de dar el último paso, que ponderaron los pro y los contra, que sopesaron las posibilidades y las alternativas, y que, al cabo de un intenso trabajo mental, tomaron finalmente la desición. Hay que decir que estas cosas nunca ocurren así. A nadie se le pasa por la cabeza la idea de comer sin sentir suficiente apetito y el apetito no depende de la voluntad de cada uno, se forma por sí mismo, resulta de objetivas necesidades físico-químicas cuya solución, de un modo más o menos satisfactorio, será encontrada en el contenido del plato. Incluso un acto tan simple como es el de bajar a la calle a comprar el periódico presupone no sólo un suficiente deseo de recibir información, que, aclarémoslo, siendo deseo, es necesariamente apetito, efecto de actividades físico-químicas específicas del cuerpo, aunque de diferente naturaleza, como presupone también, ese acto rutinario, por ejemplo, la certeza, o la convicción, o la esperanza, no concientes, de que el vehículo de distribución no se atrasó o de que el puesto de venta de los periódicos no está cerrado por enfermedad o ausencia voluntaria del propietario. Además, si persistiéramos en afirmas que somos nosotros quienes tomamos nuestras desiciones, tendríamos que comenzar dilucidando, discerniendo, distinguiendo, quién es, en nosotros, aquel que tomó la desición, y quién es el que después la cumplirá, operaciones imposibles donde las haya. En rigor, no tomamos desiciones, son las desiciones las que nos toman a nosotros. La prueba la tenemos en que nos pasamos la vida ejecutando sucesivamente los más diversos actos, sin que cada uno vaya precedido de un período de reflexión, de valoración, de cálculo, al final del cual, y sólo entonces, nos declararíamos en condiciones de decidir si iremos a almorzar, a comprar el periódico o a un Viaje, sin saberlo, con