vendredi, janvier 20, 2006

LUXURIA

Le corps plus attrayant est généralement le corps du Péché... Pero quién fue el que dijo que el cuerpo humano era una cosa pecaminosa??? Quién fue el ingenuo que inventó que era algo malo sentir el calor de otra persona sobre uno mismo?

Ellos castran sus deseos, sus emociones, sus impulsos más primarios, castran su instinto y sus pasiones. Y luego dicen que entienden el mundo en el que viven, y no solo eso, dicen que son capaces de decirte como pensar, que hacer y cuando, como comportarte y todo para hacerte una "Buena Persona", pero no son capaces de ver lo que significa todo lo que castran, no son capaces de entender el mundo donde están pues no son parte de ello. Nos regalaron los deseos, las emociones, los impulsos, el instinto y las pasiones para poder insertarnos en un medio, ser capaces de adaptarnos y relacionarnos entre nosotros de manera sana y completa. Por que tenemos que avergonzarnos de lo que sentimos, de lo que el instinto nos dicta? Si no dañamos a nadie, nadie tendría por que levantar la voz en tu contra.

En la antiguedad el sexo era parte de las manera válidas de expresarle a otra persona el cariño que le tenías. Era también un modo de diversión y comunicación. En algunas culturas era un modo ritual de exaltar las potencias del cuerpo. Por qué ahora no puede ser igual?

Por qué quitarle pasión a la vida, dejandola como este texto, vació de todo el frenesí del sexo, destilando la falta de carisma de un texto periodistico.

Prefiero el ímpetu de dos cuerpos juntos balanceandose en el calor de una respiración agitada y una piel caliente por el rose de sus cuerpos.

Tener la suavidad de una piel tersa y lozana entre mis piernas o sentir el suave perfume de una espesa cabellera chocando contra mi pecho mientras el vaivén de dos cuerpos cada vez nublan más el pensamiento.
Por que es una de las maravillas del sexo, el buen erotismo nos salva de pensar, de meditar nuestras acciones. Simplemente nos dejamos llevar por el ímpetu del momento, en donde ambas pieles se funden en un sudor que parece empapar de pasión la habitación, revelando la faceta animal de cada cual, cuando las uñas o los dientes se hunden en la piel de aquella persona que yace ahí contigo, arrancando una mezcla entre gemido y grito de excitación, hasta que al final, después de acabar tendidos exahustos y satisfechos, el siclo vuelve a comenzar de nuevo, y las sábanas comienzan esa contorsión en torno a la carne desnuda de dos personas que en ese momento da igual si se aman o no, el punto está en que se desean, y ese deseo representa en muchos sentidos la gran diferencia del hombre y del animal... Mi especie está sobre la cadena alimenticia, y simplemente adoro recordarlo!

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